Eran muchas cosas a la vez y aquel producto parecía tenerlas todas muy bien atadas, disco duro SSD, una delgadez extrema como no se había visto antes en un portátil similar… todo hacía extraordinario aquella nueva locura que parecía haber venido de otra época. En un momento de aquel Apple Event de 2008, Jobs miró a la cámara y vaticinó: “En el futuro, todos los portátiles serán así”. Hoy, comprobamos lo lejos que ha llegado aquella idea, y lo acertada que fue.
MacBook Air M2, primer contacto
El Steve Jobs Theater estaba a rebosar – como en los viejos buenos tiempos – después de dos años y pico de pandemia sin volver por allí. La zona demo estaba en la planta de arriba, no en la salida del auditorio de la planta inferior, pero estaba igual de viva que siempre. Me sorprendió el interés de la gente en el nuevo MacBook Air: en la Keynote el diseño parecía interesante pero cuando lo ví en persona entendí el por qué del revuelo.
Cuando Steve Jobs pensaba sobre el portátil del futuro, sin duda pensaba en algo así: este nuevo diseño abandona el tradicional diseño en cuña pero eso no hace que no parezca increíblemente delgado al tenerlo delante. Tanto es así, que muchos de los periodistas que asistieron al evento lo fotografiaron sosteniéndolo abierto con una sola mano para sus portadas. Tuve ocasión de verlo de cerca y creo que, como todos los que lo vimos por primera vez, nuestra primera reacción fue alabar el diseño.
Y es que ya no sólo es pequeño, delgado: es equilibrado. La forma de cuña fue una necesidad de diseño que ahora esta cubierta gracias a la tecnología Apple Silicon: la miniaturización de sus componentes y la libertad de creación de los equipos de Cupertino han conseguido un portátil digno del apellido Air. Después de sopesarlo, tocarlo, mirarlo de cerca y tener unas primeras impresiones que me hicieron quedarme con ganas de más – y una idea de la maravilla de sus promesas – tenía muy claro que aquella nueva encarnación necesitaba una revisión completa: el diseño no sólo debe ser bonito, también funcionar con el conjunto y sobre todo, comprobar la potencia – que para eso el corazón es todo un M2. Casi nada.
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